A pesar de estar llorando, Nagore le sonrió, fue una sonrisa extraña. Una sonrisa perdida en un rostro triste.
jueves, 15 de enero de 2009
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"Y tengo, para mi consuelo, dos extrañas flores blancas, para atestiguar que aun cuando la inteligencia y la fuerza habían desaparecido, la gratitud y una mutua ternura aún se alojaban en el corazón del hombre."